DM

FL

La casa está situada en una parcela larga longitudinal a la calle. El proyecto se concibe como un secuencia de estructuras ligeras, con el objetivo de maximizar la superficie construida y al mismo tiempo minimizar el coste. La La planta muestra una clara segregación funcional con dos volúmenes principales – uno dedicado a la vida social y otro para las habitaciones – que se comunican a través de una galería de carpintería negra que corre paralela a la piscina. La estructura de ambos edificios está formada por pilares de eucaliptus pintados de negro y vigas de hierro que sustentan un techo de madera y chapa ondulada, con una cornisa superior que sobresale creando una zona de sombra.

 

El primer volúmen tiene un techo de cuatro aguas atravesado por una gran chimenea que articula los espacio comunes y divide el salón del comedor. El comedor está dominado por una perspectiva de palmeras, mientras que el Salón se orienta hacia la piscina. El segundo volumen contiene las habitaciones y los baños y el tejado tiene una forma algo más compleja para contener una habitación en el primer piso.

 

El conjunto está dominado por una paleta de color reducida que define espacios habitables – en blanco – y funcionales – en negro. El lenguaje arquitectónico, definido por el tejado de cuatro aguas de chapa ondulada, está inspirado por la arquitectura y materiales locales. Sin embargo la ligereza de la construcción y transparencia de los muros logra un efecto de reminiscencia japonesa.

The house is located on a long plot running parallel to the street. The project made of a combination of light structures, with to maximize the built surface while at the same time minimizing the cost. Each of the two main volumes has a specific role – one dedicated to social life and the other to the rooms. They communicate through a veranda of black timber that runs along the pool. The structure of both buildings consists of eucalyptus pillars and iron beams that support a wooden roof covered in corrugated steel, with a top cornice creating an areas of shade.

 

The first volume has a hip roof crossed by a large chimney that articulates divides the living area from  the dining room. The perspective from the dining room is dominated by a row of palm trees, while the living room faces towards the pool. The second volume contains two rooms and a bathroom on the ground floor plus another room on the first floor.

 

The complex is dominated by a reduced color palette that defines habitable spaces – in white – and functional – in black. The design language, specially the choice of corrugated steel hip roofs, is inspired by the vernacular architecture. However, the lightness of the construction and transparency of the walls achieve an effect reminiscing of traditional Japanese houses.

Fela Kuti, Expensive Shit, 1975

En 1990 Diego Montero era un joven arquitecto porteño para quien Punta del Este había sido siempre un lugar de vacaciones y donde había empezado a hacer algunas obras dispersas desde el año 80. Casi todas pequeñísimas rusticas y elementales, pero con un sentido del lugar y del savoir vivre muy personal y característico que poco a poco fue ganando cultores y adeptos. Hoy, cuando ya hace más de 20 años desde que se instaló definitivamente con su familia en Manantiales, es prácticamente imposible hacer más de dos cuadras por esa angosta franja sobre el mar que va desde el puente de La Barra hasta Jose Ignacio sin cruzarse con alguna casa u obra suya. Y si bien es cierto que el mero aspecto cuantitativo es impresionante – desde el año 90 ha construido un promedio de entre diez y quince casas por año – tal vez sea más interesante aún el hecho de que muchas de sus obras (como el restorán Los Negros, en José Ignacio, o más reciententemente el hotel de Garzón, ambos de Francis Mallmann) hayan sido la piedra fundacional y el motor de arranque para desarrollos posteriores.
In 1990 Diego Montero was a young architect from Buenos Aires, for whom Punta del Este had always mostly a holiday destination. A place where he had built a handful of houses, with a very unique sense of place, that were slowly gathering a cult following. Now, more than 20 years after he decided to make that area his permanent residence, it's virtually impossible to walk for more than a couple of blocks, along that narrow strip between La Barra and Jose Ignacio, without bumping into one of his houses. Aside from the impressive volume of his output – he has bult an average of 10 houses a year over the last decade – it is perhaps more interesting that many of his projects (such as Los Negros restaurant, or more recently the Hotel Garzón, both for Francis Mallmann) have become stepping stones for developments to follow.

E-10 km 12

Sant Joan de Labritja

Ibiza 07810

Contacto

info@diegomontero.com

+598 95002 765

Costanera a la Barra s/n

El Tesoro

Maldonado 20001