DM

Considerado uno de los artistas británicos más influyentes del siglo XX, David Hockney es uno de los pintores vivos más importantes del mundo. California, donde reside, fue una de sus muchas inspiraciones: sus piscinas, sus mansiones, su sol, los cuerpos bronceándose… Aunque siempre rechazó ser considerado un artista Pop, eso es exactamente lo que era: un artista que plasma su realidad contemporánea, aparentemente frívola y superficial, pero cargada de sutiles matices.

Su obra se inspiró en Dubuffet y Picasso, y por supuesto conoció a Andy Warhol en los 60. A diferencia de este que siempre se agachó en su armario, Hockney fue uno de los primeros artistas abiertamente homosexuales, y decidió trasladarse a una sociedad más desinhibida que la inglesa, encontrándola en California, una tierra prometida de la que había leído en revistas y anuncios (de nuevo, ahí está la influencia pop).

Con características sus superficies planas, anónimas, brillantes, pintadas con el acrílico (otra vez, un cliché pop) y la influencia de la fotografía que también utilizaría, no sólo como para su proceso pictórico sino también en collages.
Siempre deja patente su punto de vista, haciendo converger las líneas de perspectiva explícitamente para que se vea quién es el artista, el observador.
Hoy está interesado en las nuevas tecnologías, realizando arte con su teléfono móvil.
Fumador empedernido y juerguista, frecuentó la beautiful people, de la que también bebió, y son legendarias sus amistades con otros agudos artistas como Billy Wilder o Henri Cartier-Bresson.
Como curiosidad, Hockney nació con sinestesia por lo que asegura ver colores en respuesta a estímulos musicales.

Considered one of the most influential British artists of the 20th century, David Hockney is one of the most important living painters in the world. California, where he lives, was one of his many inspirations: its swimming pools, its mansions, its sun, its tanning bodies… Although he always refused to be considered a Pop artist, that is exactly what he was: an artist who captures his contemporary reality, apparently frivolous and superficial, but full of subtle nuances.

His work was inspired by Dubuffet and Picasso, and of course he met Andy Warhol in the 60s. Unlike the latter who always cowered in his closet, Hockney was one of the first openly gay artists, and decided to move to a more uninhibited society than the English one, finding it in California, a promised land that he had read about in magazines and advertisements (again, there is the Pop influence).

His characteristic features are his flat, anonymous, shiny surfaces, painted with acrylic (again, a pop cliché) and the influence of photography, which he also used, not only for his pictorial process but also in collages.
He always makes his point of view clear, explicitly making the lines of perspective converge so that it is clear who the artist, the observer, is.
Today he is interested in new technologies, making art with his mobile phone.
A heavy smoker and party-goer, he frequented the beautiful people, from which he also drank, and his friendships with other sharp artists such as Billy Wilder or Henri Cartier-Bresson are legendary.
As a curiosity, Hockney was born with synesthesia, which is why he claims to see colors in response to musical stimuli.

David’s SketchBook

En 1990 Diego Montero era un joven arquitecto porteño para quien Punta del Este había sido siempre un lugar de vacaciones y donde había empezado a hacer algunas obras dispersas desde el año 80. Casi todas pequeñísimas rusticas y elementales, pero con un sentido del lugar y del savoir vivre muy personal y característico que poco a poco fue ganando cultores y adeptos. Hoy, cuando ya hace más de 20 años desde que se instaló definitivamente con su familia en Manantiales, es prácticamente imposible hacer más de dos cuadras por esa angosta franja sobre el mar que va desde el puente de La Barra hasta Jose Ignacio sin cruzarse con alguna casa u obra suya. Y si bien es cierto que el mero aspecto cuantitativo es impresionante – desde el año 90 ha construido un promedio de entre diez y quince casas por año – tal vez sea más interesante aún el hecho de que muchas de sus obras (como el restorán Los Negros, en José Ignacio, o más reciententemente el hotel de Garzón, ambos de Francis Mallmann) hayan sido la piedra fundacional y el motor de arranque para desarrollos posteriores.
In 1990 Diego Montero was a young architect from Buenos Aires, for whom Punta del Este had always mostly a holiday destination. A place where he had built a handful of houses, with a very unique sense of place, that were slowly gathering a cult following. Now, more than 20 years after he decided to make that area his permanent residence, it's virtually impossible to walk for more than a couple of blocks, along that narrow strip between La Barra and Jose Ignacio, without bumping into one of his houses. Aside from the impressive volume of his output – he has bult an average of 10 houses a year over the last decade – it is perhaps more interesting that many of his projects (such as Los Negros restaurant, or more recently the Hotel Garzón, both for Francis Mallmann) have become stepping stones for developments to follow.

E-10 km 12

Sant Joan de Labritja

Ibiza 07810

Contacto

info@diegomontero.com

+598 95002 765

Costanera a la Barra s/n

El Tesoro

Maldonado 20001