Casa Malaparte, 1943
Su boca
se estira
hacia los lados
para escuchar
la lengua encabritada
que salta
entre
los dientes
petrificados
por la ondulada melodía
desatada
por la mirada
animal.
Mentol!!!
Clama el dueño de la lengua
apabullado
por la espontaneidad
irreprimible
y se come
un cachetazo
de la monja!